LOS JÓVENES DEL FLAMENCO HACEN VIBRAR AL ANTIGUO MERCADO PÚBLICO

Dos formas
diferentes de entender el cante hondo se fusionaron ayer en el Antiguo Mercado
Público de La Unión con un mismo resultado: un público que quedó prendado de la
fuerza pura de María Terremoto y el virtuosismo de Los Vivancos.
La Unión, 5 de agosto. En las tablas del Antiguo Mercado Público de La
Unión se cruzaron dos caminos diferentes pero que convergían en un solo. Un
camino que es patrimonio inmaterial declarado por la UNESCO, un camino que se
llama flamenco.
A
las tablas subió la joven María Terremoto, veinte años contemplan a este
jerezana de tronío pero con un aplomo sobrado para enfrentarse al respetable de
La Unión todo ello a pesar de confesar en la previa “vengo a La Unión con mucho
respeto, es la primera vez que subo a la Catedral pero lo hago con ganas” Ese
joven descaro le valió para salir como un torbellino de fuerza y duende
jerezano con unos martinetes que sirvieron para llenar de profundo y ortodoxo
quejío al patio unionense. El paso por la soleá por bulerías sirvió como
antesala del plato fuerte que traía la Terremoto al Antiguo Mercado Público de
La Unión.

La
jerezana tiró por los cantes y palos más representativos de su Andalucía natal
tocando varios palos en lo que La Terremoto demostró casta, garganta y las
cualidades que le han servido para ser declarada el más firme joven valor del
flamenco actual. Entre tientos rematados por tangos y fandangos María fue
acariciando la sensibilidad del respetable que añadía más vítores y aplausos al
final de cada intervención de la cantaora.

Pero
no sólo de cantes de dolor vive María, su fin de fiesta quiso elevar el ánimo
de los asistentes con una serie de tientos-tangos, fandangos y bulerías que con
las que despidió una actuación que ha permitido a este joven de 20 años
“licenciarse” en el mundo del flamenco tras su exitoso pase por la Catedral del
Cante.

UNA
NUEVA FORMA DE ENTENDER EL BAILE.
Los Vivancos han
deslumbrado en los escenarios más diferentes y diversos. Sin embargo, era la
primera vez que se subían a las tablas y los andamios del Antiguo Mercado
Público de La Unión algo que “para nosotros es un reto por lo que significa
este templo para el flamenco”

Y no anduvieron por
las ramas Los Hermanos Vivancos entraron en faena con rotundidad y la seguridad que da haber recorrido medio
mundo con su espectáculo “Nacidos para Bailar”. Ritmos flamencos combinados con
una puesta escena espectacular que hizo vibrar de sus asientos a un público que
abarrotaba la Catedral del Cante y que con cada cambio de vestuario o número
despedía a estos hermanos bailaores con muestras de júbilo.

Este grupo de bailaores recreó una fantasía visual en la que danza, artes marciales, destreza musical
y humor se unieron, formando una obra que mezcla un depurado virtuosismo con un vivificante eclecticismo artístico sin dejar de lado la formación clásica.

En
“Nacidos para Bailar”, Los Vivancos transformaron el flamenco y lo llevaron un
paso más allá hasta el principio del
espectáculo por la gracia del espectáculo.
Un dogma que convirtió a esta
obra en todo que emocionó a los asistentes que respondieron con continuos
aplausos.

Redacción Gabinete Prensa FICM / Fotografías © Francisco Silvente.

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