¿DE DONDE VENGO…?

“Ha sido preciso decir lo que
fuimos para disculpar lo que
somos
y encaminar lo que pretendemos
ser”
                                                                                                              
Francisco de Quevedo
Y  me preguntan como hice y me introduje en la
investigación, sobre mis antepasados…
     Todo surge gracias
a mi abuela materna, el único miembro de todos mis abuelos que pude conocer en
vida. Mi abuela, una señora con clase, que en su época y para los tiempos que
corrieron al inicio del siglo XX, pertenecía a una familia acomodada de la
zona. Sus padres maestros nacionales de la enseñanza y su abuelo, al igual que
varios miembros de mi familia, pertenecieron a la Armada Española y al Ejercito
español, otros fueron emprendedores de la minería y la industrialización de la
zona.
Mi abuela, mi bisabuelo y una tía de mi abuela, todos perteneciente a la línea materna.
     Como
os iba contando, mi abuela la cual sabía leer y escribir rozando la perfección,
siempre le gustó leer la prensa, guardar cuantos recortes interesantes veía,
mujer muy religiosa, sus rezos diarios todos los días, con sus estampitas de
santos, tuvo amistades de toda España con la que se escribía por carta.
      Mientras
ella podía andar, fue una mujer la cual no paró, iba de aquí para allá, viajes
en autobús (en el coche de línea de la época), a los hogares de la tercera
edad, visitas a sus amigas y familiares de Cartagena de otros lugares.
    Con
avanzada edad, quedó inválida y al no poder andar, se instaló para siempre en mi
casa. Fue a partir de ahí, cuando yo más la recuerdo. Siempre en su habitación
junto a sus cartas, papeles, fotografías y recuerdos de su vida. Le gustaba
contar lo que fue su vida y la de sus antepasados. Una mujer a la que la vida
le hizo viajar mucho, por los diferentes destinos de trabajo de su familia, nunca
olvidando sus orígenes Cartageneros, además de pura cepa, nacida y criada en el
edificio de Intendencia de Marina, lugar de trabajo de sus padres y su abuelo
materno.
      Había
recorrido gran parte de España e incluso traspasado la península. Lejos de su
tierra conoce a su marido, (mi abuelo materno), el cual siendo muy joven, la
guerra se lo arrebata. Tuvo siete hijos, nacidos en diferentes lugares de
España, de los cuales, solo cinco, sobrevivieron a edad adulta. Hoy día aun
cuatro en vida, entre ellos mi madre, la única mujer.
      Mi
abuela, fue la que nos transmitió a uno de mis hermanos y a mí, el saber más de
nuestros antepasados. Primero, y por mi corta edad, lo haría mi hermano y poco
después, por su ocupación con los estudios, lo haría yo. Con tan solo 14 añitos
me las ingeniaba para cartearme con los diferentes Registros, Archivos y
Parroquias de varias provincias y así poder recabar más información, sobre mis
ancestros.
       El
proceso de la búsqueda de la historia familiar, puede resumirse en un solo
párrafo. Se empieza sencillamente por preguntar a los más ancianos de la
familia y construir un pequeño árbol genealógico.
Así
lo hice, pues los primeros datos fueron recogidos, gracias a una pequeña y
amarillenta libreta de cuartillas, perteneciente a mi bisabuela materna, en
ella aparecían nombres y fechas desde su matrimonio, hijos y nietos.
 

En los Archivos parroquiales de Antas (Almería) y de Santa Mª Cartagena).

       Hoy
es más fácil recabar información, por existir la digitalización de muchos
registros, así como también, internet, hemerotecas digitales, etc. Pero en la
época que yo comencé no había nada de lo anteriormente citado.
    Cuando
aprendí a realizar cartas de búsqueda, fui llenando las lagunas que surgían,
toda investigación genealógica procede de lo conocido a lo desconocido. Escribía
a los Registros Civiles, Parroquiales, Ayuntamientos para comprobar los
Padrones Municipales, a los Archivos Militares, etc.

Portada del libro de matrimonios de Vera, año 1565.
Partida matrimonial de J. Benzal y Mª Rosique (Padres de mis Tatarabuelos maternos). San Roque / Alumbres 1828.

     Al
cumplir la mayoría de edad y disponer de vehículo, decidí junto a mi hermano
emprender viajes de forma esporádica, en época vacacional, hacia tierras donde
mis antepasados estuvieron instalados.
     Primero
la búsqueda y el interés, fue hacia la línea materna, pero en poco tiempo
comencé con la de mi padre, dándome ésta ultima, mas fruto de lo que esperaba,
pues hasta el año 1621 pude recabar, quizás gracias a los escasos movimientos
migratorios de mi familia paterna y todo sin disponer, ni de referencias, ni
dato alguno contado.
    Mis
viajes y visitas a esos registros, estuvieron llenos de sorpresas y
satisfacciones, me encanta trasladarme a aquella época de siglos pasados,
indagando en los viejos libros de registros.
     Otra
de las formas favorables que existe para la averiguación de nuestros
antepasados, es contactar con personas que porten el mismo apellido y que
residan en los núcleos, donde tenemos alguna referencia de que allí estuvieron
nuestros antepasados, yo en ese aspecto lo tuve algo más fácil, pues mi
apellido paterno no es de lo mas frecuente.
      Hoy
día con las redes sociales es mucho mas fácil. Sabemos que hay gente que
rechaza hacer caso del tema, pero yo siempre tuve suerte y fueron muy amables,
gracias a eso pude contactar con descendientes de mi bisabuelo paterno y completar
datos que faltaban, así como también ponerles “cara”, gracias a las fotografías
que me enviaron.
   Siempre
con mi cámara y el ordenador portátil, reproduciendo cuantos documentos hallaba
y se cruzaban conmigo.
     Hoy
día dispongo de un enorme trabajo de casi 30 años en el tema y mas de cuatro
archivadores repletos de partidas y documentación.
     No
se trata de un simple árbol genealógico, pues es al principio la idea era esa,
pero con el tiempo, vino la elaboración de un libro, en el que mi hermano ha
colaborado y que aun no ha visto la luz.
Partida de bautismo de Antonio Santiago Silvente Infante. Vera, año 1763. (Abuelo de mi Tatarabuelo paterno).
   Para
la recopilación de datos, también me ha servido de gran ayuda la utilización de
un software informático, donde queda recogido las mas de diecisiete
generaciones directas de mi familia, son mas de 300 personas, a la que hay que
sumarle, escudos heráldicos y su interpretación, fechas de nacimientos,
bautismos, matrimonios, defunciones, enterramientos, profesiones, domicilios,
fotografías, movimientos migratorios, hijos y familias, cambios o errores
ortográficos en sus apellidos, etc.
     Son
muchos los familiares mayores que ya no están entre nosotros, de los que a
varios cuando vivían, solía visitar. Me contaron cuanto sabían, prestaron sus álbumes fotográficos, para poder reproducir las viejas fotografías.
     Ha
sido un gran esfuerzo muy reconfortarle, con el que he intentado reunir el
máximo legado fotográfico y biográfico familiar que he podido. Estoy muy
satisfecho de ello, si mi abuela o mi padre vivieran, a buen seguro se
sorprenderían al saber más de sus progenitores.
  Así
que os animo a quien le guste la genealogía, o estos trabajos de investigación,
lo hagan. Pues esto, es lo que le vamos a dejar a nuestros familiares
venideros, para  el futuro y así conozcan
algo más de donde vienen.
     Espero
que con este pequeño relato de otra de mis aficiones, sirva de estímulo a
muchos de vosotros.
                  Francisco Silvente Glez.

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