Corría el año 1986, XXVI Festival del Cante de las Minas, en aquel entonces declarado de interés nacional, celebrado durante los días 3 al 9 de agosto, lucía un cartel elaborado por el artista unionense Paco Conesa.
El 3 de agosto, primer día de aquel festival, actuó de pregonero el escritor-poeta sevillano Emilio Jiménez Díaz, ese mismo día actuaron los unionense, Pencho Cros, Encarnación Fernández, con sus voces, Ángel Roca (el patiñero) con sus trovos, así como también “el palmesano” y “el conejo II”.
Recuerdo que aquel primer día del festival después del pregón, el coro del Hogar del pensionista interpretaría el himno del festival, junto con la Rondalla de Ntra. Sra. de los Dolores dirigida por López Blanco.
En aquel año yo contaba con 9 años, pero lo recuerdo como si fuera ayer pues siempre he estado muy ligado a la historia y a todo lo que acontecía en nuestro municipio, quizás eso se lo debo a mi maestro y amigo Salvador Saura, que de niños nos enseñaba la historia de La Unión por medio de dibujos y trabajos en el colegio, de ahí que en un futuro le ayudara con la parte fotográfica, en la elaboración del libro “La Unión, Ayer y Hoy” y como no a Asensio Sáez, con el que en más de una ocasión charlaba en su casa junto a sus obras escritas y sus pinturas colgadas comentábamos mis trabajos de fotografía.
En mi memoria tengo el día, que Juan Jiménez pasó por casa en busca de mi padre y le comentó que había sido acordado por el Ayuntamiento y por la Comisión Organizadora del Festival, el homenajear a su persona como minero y ejemplo de todos ellos, la primera reacción de mi padre fue un rotundo “no… yo no quiero medallas”, pero luego Juan le dijo: pepe si es solo un homenaje que hacemos a los mineros por la labor desempeñada en la mina… y se te hará entrega de un detalle simbólico. En fin que al final entre las palabras de Juan y de mi familia, quedó convencido y así fue.
Durante el intermedio de las actuaciones de los artistas del festival, Juan Jiménez Alcaráz concejal de cultura de Ayuntamiento de La Unión y responsable del festival en aquellos años, hizo entrega de una placa homenaje en cuya inscripción se puede leer:
El Ayuntamiento de La Unión y a Comisión Organizadora del XXVI Festival del Cante de las Minas a José Silvente González en homenaje a todos los mineros de la Sierra de La Unión. 3-8-1986.
Así homenajearon al minero unionense José Silvente González, de 57 años de edad, mi padre, siendo uno de los primeros mineros a los que les hicieron esta simbólica ofrenda.
Lo recuerdo muy bien pues yo fui quien lo acompañó y ayudó a subir las escaleras del escenario, allí junto a los presentadores del festival Mateo Campuzano e Isabel Mestre.
Solía acompañar a mi padre y también a uno de mis hermanos de más edad que yo, a realizar grabaciones del Festival del Cante todos los años, grabaciones las cuales realizaba tanto para uso particular, como para la Cadena Ser, RTVE y para una de las empresas que ha insonorizado este evento durante muchos años, Sonido Castellini, mientras ellos controlaban los niveles de los micros y accionaban o paraban esos rollos enormes de cinta para magnetofón, yo a veces hacía anotaciones en un bloc pequeño, el cual aún conservo, de muchos de los trovos que ahí recitaban, Pencho Cros, Eluterio Andreu, “el patiñero” , “el conejo II”, entre otros, corrían los años 80.
Su belleza es tal suspense
que mucho elogio merece
porque yo se que engrandece
a ésta tierra unionense.
Que nadie piense
que su cara no es plata
y su belleza grata.
Y que nunca viene mal
que quien dirija este festival
sea esta azafata.
O éste otro…..
Me alegra el corazón
y por eso en ésta ocasión,
es justo que le conmueva
saber que su cara lleva
la belleza de La Unión.
Nos situábamos en la parte superior de la entrada del edificio del Antiguo Mercado público, al subir esas escaleras de caracol tan estrechitas que casi no cabe ni una persona, junto con las cámaras y los radiofónicos que tomaban nota del evento, también recuerdo la que se formó cuando en 1985, no actuó el famoso “Camarón de la isla”, y así unas cuantas más anécdotas de este grandioso Festival.
A mi padre, como minero de profesión y amante de la música, le gustaban mucho las mineras, cartageneras, los trovos, las levantica. Nacido en La Unión en el año 1929 en uno de barrios más antiguos, el barrio de los morenos.
Era el menor de la familia, hijo de minero emigrante de Bédar (Almería) y hermano de mineros, que como tantas otras familias llegaron a La Unión huyendo del parón de la minería Almeriense, allá por el año 1924.
A la edad de 8 años comenzó a trabajar en la mina de “llenaor” o también conocidos como “muchachos de gavia” junto a su padre Diego y sus hermanos varones Antonio de 16 años y Andrés de 10.
La mina Vulcano…. allí fue donde trabajando en ella, encontró con la noticia de que su padre había sufrido un accidente tras caerle un canto, causándole la pérdida de éste, tras fallecer tres días después en el antiguo hospital de la Sangre, año 1937,en plena guerra civil, con tan solo 43 años de edad.
Según el informe clínico encontrado en el archivo propiamente del mismo hospital, gracias a mi gran amigo, archivero y cronista oficial Francisco José Ródenas Rózas, que decía:
Un minero procedente de la mina “Vulcano” de la sierra de La Unión……Diagnostico: heridas contusas en la región inglinal contusiones en las piernas, hombros…….Pronostico: grave. Tratamiento: (en blanco). Evolución clínica: Peritonitis difusa Observaciones: (en blanco). Terminación: defunción.
Con esta fecha se me ha notificado que el herido en los trabajos de la mina Vulcano Diego Silvente Pérez que se halla recibiendo asistencia médica en el hospital, devenga 6 pesetas diarias con cargo responsable legal del accidente. La Unión 21 de Octubre de 1937 por la Préservatrice (compañía aseguradora de accidentes) y firma el Sr. Presidente de la junta de gobierno del hospital de sangre, en lápiz pone falleció el 24.
José Silvente, con tan solo 15 años de edad, año 1944 ya tenía silicosis como consta en informes médicos. Puedo citar algunas de las muchas minas en las que trabajó como: “El Concilio”,” San Juan de Navidad”, “Gloria”, ”Julio César”, “La Colosal”, “Túnel José Maestre”, etc.
Minas a las que, como nos cuenta mi madre, solía llevar como todas las mujeres la comida a sus maridos subiendo carreteras y caminos como el 33, la cuesta de las lajas, comida que a veces solía volver a traer para dar a sus hijos por la escasez de la época.
Trabajó para empresas como las de Florencio Manzanares 1944, en 1947 la de Enrique Carrión Inglés después en la de Francisco Celdrán, en el año 1949 a Sociedad Minero Metalúrgica Zapata Portmán S.A años más tarde S.M.M.Peñarroya- España S.A , hasta que se retiró 1965, a principios del año en el que deja de trabajar le dan puestos de trabajo exentos de riesgo profesional pues solo le reconocen el primer grado de silicosis, hasta que a finales le reconocen el tercer grado (incapacidad permanente),siendo cuando se retira, a la edad de 36 años .
Casi media vida enfermo de la Silicosis y trabajando sin días festivos, para sacar un sueldo mísero, contaba mi padre que aunque la mina no se lo llevó, su muerte sería por la enfermedad de la mina, siempre trabajó bajo tierra, por tratarse de la forma que en aquellos años explotaban la minería en La Unión.
Vivió la muerte de su padre por accidente de mina, las de sus hermanos, también por la enfermedad de silicosis y la de amigos como en lo sucedido cuando trabajaba en los tajos de la mina “El Concilio”.
Haré referencia del accidente catastrófico que pasó en la Mina “El Concilio” (El Gorguel), ya que el día que sucedió el accidente, fue uno de esos que mi padre no fue a trabajar porque no se encontraba con ánimo y quizás se salvo de haber encontrado la muerte.
Decía mi padre que tuvo mucha suerte al no haber acudido a trabajar, ya que debido a un despiste del maquinista, el cual debía parar las cintas al llegar éstas a su marca y por razones que aún se desconocen a ciencia cierta, no lo hizo, llegando a romperse la jaula que estaba arriba, cayendo pozo abajo y llevándose por medio a la que subía, hubo varios muertos, mi padre al igual que varios de la época contaban que el maquinista vendía tabaco de contrabando “estraperlo”, se entretuvo con la venta y de ahí que se despistara, hay quien dice que el despiste fue por encenderse un cigarro.
Desde que tengo uso de razón siempre he recordado a mi padre como una persona valiente y bondadosa, la cual ha sacado adelante a 9 hijos, ya retirado sin poder trabajar y con sus insuficiencias respiratorias, con los constantes ingresos en hospitales, y los últimos años de su vida con las botellas de oxigeno en casa, hasta que falleció en 1997 a la edad de 67 años.
Dedico estos párrafos a mi padre que en gloria esté.
(Articulo publicado en la Revista Oficial del Festival del Cante de las Minas, “Lámpara Minera“, en su 50 aniversario.)